Hassan es un árabe muy simpatico que tiene una tiendecita al lado de la oficina. En cierto modo, me recuerda a Monsieur Ibrahim, ese tendero protagonista del libro de Éric-Emmanuel Schmitt.
Hassan vende mirinda, super - cola, galletas, samosas e insecticida. De vez en cuando, consigue huevos y la tienda se llena aun mas de lo habitual. Tambien me cambia dolares por libras sudanesas, me vende creditos para el telefono movil y atiende pacientemente las sugerencias que le hago sobre ciertos productos.
Hassan ha conseguido traer Coca - Cola a Bentiu.
Definitivamente, creo que hoy Hassan y yo somos los logistas con mas éxito en esta región del mundo.
Yo tengo mi Coca - Cola y mis colegas tienen combustible para sus vehiculos y generadores, comida y medicamentos para los pacientes de los hospitales.
Hoy, despues de hablar un rato con Hassan, y mientras saboreo mi Coca - Cola fria pienso que si, que mis dos meses aquí va a servir para algo. Que habrá gente con mejores condiciones de trabajo, mas preparados y que, esto repercutirá en una mejor atención a los refugiados.