lunes, 1 de octubre de 2012

Sin Red

Así escribo, sin red, a la una de la madrugada, en Aden, al sur de Yemen. Aqui no hay casas de barro con ornamentos blancos, y se ven menos adolescente paseando con AKs que en el norte. Aquí se ven banderas de Yemen del Sur, un país que existía hasta que en el 92 fue anexionado. Se ven también las grúas del puerto, y los grandes depósitos cilíndricos que indican la existencia de petróleo.

También hay un hotel Mercure una playa para mujeres y un hipermercado. Hay helados de Baskins & Robins, que yo no conocía antes de llegar al país, farolas, carreteras asfaltadas y paneles de tráfico indicando direcciones.

Todo esto es la ciudad, fuera, se parece más al norte. Las ropas tradicionales, las mujeres que cubren su cara e incluso sus manos y las armas automáticas fabricadas en chinos. Porque si, los chinos tambíén imitan armas. Los populares kalashnikov aquí son chinos, igual que los iphones de los que explotan estridentes melodías.

La semana que viene vuelvo a Sada'a. De la playa a la montagna. Del pegajoso calor del sur a la agradable brisa que proporcionan los 2,200  metros de altitud. Aparcaré el Corolla que he estado conduciendo estos días para montarme en el Land Cruiser, que dicho sea de paso, solo conduzco los 500 metros que separan la casa de la oficina.

Hoy hace un mes que empecé mi misión en Yemen y he visto la ciudad antigua de Yemen, Aden, la ciudad petrolera del sur, y Sa'ada, el norte tradicional del país. En este mes, todavía no me hago una idea general de sus habitantes, cómo son en realidad, si están contentos con lo que tienen.

En los meses que me quedan, espero hacerme una idea, aprender algunas palabras más de árabe, organizar un poquito mejor la oficina, y correr mucho más rápido, mucho más lejos

Ah, y si se escapa alguna palabra que no va en su sitio, pues es que es media hora más tarde que antes, y antes ya era muy tarde.